Una ley del aborto contra las mujeres

Estadísticas sobre el aborto

Imagen de Mujeres ante el Congreso

Me sorprende ver cómo el PP se tapa sus vergüenzas dándose la vuelta y luciendo ante el personal un culo blanco y flácido. Esta vuelta de tuerca de Gallardón con la contrarreforma del aborto no es más que eso, un ardid político para que miremos ese glúteo impresentable, en lugar de fijarnos en sus desvencijados trastos delanteros: paro, corrupción,…. ¡Mira que tenían programa electoral para cumplir!, y se han venido a fijar en lo que ellos llaman «la defensa de la maternidad» y que a mí me suena a incapacitar a las mujeres para decidir si queremos o podemos ser madres o no.

De acuerdo con la Resolución 1607 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (2008) “Prohibir el aborto no consigue reducir el número de abortos: conduce sobre todo a abortos clandestinos, más traumáticos, y contribuye al aumento de la mortalidad maternal y/o al desarrollo del “turismo del aborto”, una actividad costosa, que prorroga el momento del aborto y genera desigualdades sociales. La legalidad del aborto no tiene efecto sobre la necesidad de la mujer de recurrir al aborto, sino solamente sobre su acceso a un aborto sin riesgo.”

En el aborto, como en otros temas en los que entran de lleno las creencias religiosas, se juega con una doble moral; pero el Tribunal Constitucional ya dejó claro en 1985 que en este ámbito entran en colisión derechos fundamentales de la mujer, como persona sujeto de derechos y obligaciones, y la vida del nasciturus, como bien constitucionalmente protegido. No se trata sólo de traer hijos al mundo, sino de traerlos a un mundo en el que puedan recibir cariño, atención, educación; en el que tengan la oportunidad de desarrollarse personal y socialmente. Con esta nueva ley que se está cociendo, sin duda la mujer vuelve a perder, como argumentaba Joan J. Queralt en su Tribuna de «El País»; pero, lo que más me indigna, es que detrás no hay convicción de preservar la vida, sino que el drama de muchas mujeres es utilizado como una burda oportunidad política para ganar los votos o los favores de unos pocos.

Gallardón, yo no quiero ser doncella

Ilustración del Castillo: Atajo de locos

Querido Alberto, cuando he escuchado tu argumentación en el Congreso a favor de la mujer-madre me enternecí, ¡de veras!. Te imaginé vestido de paladín caballero intentando salvar a una doncella encerrada en una torre y rodeada de peligrosos dragones. Pero, una vez superada mi  desbordante imaginación ante una escena de película de sobremesa de los sábados, mi indignación frente a una tesis totalmente falsa: «la mujer necesita que la protejan para que cumpla con su función primordial de la maternidad» creció de forma exponencial.

Yo no quiero ser una doncella necesitada de ningún paladín que la proteja. Señor Gallardón, me sorprende que una persona leída como usted considere que las mujeres no somos capaces de decidir si queremos o podemos ser madres o no.

Me ha venido a la memoria la letra de una canción: «un pasito pa’lante María, un pasito pa’trás», porque así parece que avanzamos las mujeres en la conquista de nuestros derechos.