El espíritu santo ni está, ni se le espera

espíritu santo

Imagen de Iglesia en Valladolid

Con tanto purpurado revoloteando alrededor del sillón de Pedro, el espíritu santo debe estar demasiado ocupado intentando iluminar a los príncipes de la iglesia, como para preocuparse de este solar patrio, que un día fue estado confesional.

En estas «cosas de hombres»  (y de mujeres, -añado yo-) el Altísimo parece mirar para otro lado, mientras crece el número de pobres en España, no hay brotes ni verdes ni amarillos, solo negros; nos italianizamos con partidos políticos que sirven para tenernos entretenidos, pero que representar, lo que se dice representar, representan solo a unos pocos fieles y a unos cuantos amigos, a los que les hacen favores para que les correspondan convenientemente; y se nos deshace la jefatura del Estado en gacetillas por entregas a cuenta de bribones y meretrices de alta cuna, eso sí, a todo color y en papel couché.

Por eso, aquí y ahora, el espíritu santo, ni está, ni se le espera.

Aído y el burka

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Bibiana Aído se ha convertido en el don Tancredo de la derecha española. Cualquier declaración, cualquier gesto, cualquier movimiento es motivo de embestida directa, desmedida y cruel en muchas ocasiones. No lo tiene fácil la Ministra de Igualdad, en su papel de defensora de los intereses de la mujer, porque sus declaraciones sobre el burka, un símbolo de sumisión, vejación y humillación para las mujeres han sido una excusa perfecta para volver a arremeter con dureza contra ella.

No creo que la prohibición del burka acabe con esta práctica humillante, ni creo en la bonhomía de PP y CIU al votar por la prohibición de burka. Las elecciones catalanas a la vuelta del verano y la exaltación visceral de posibles electores suenan como melodía de fondo de esta propuesta. Sin duda, hay que tomar medidas contra esta práctica que no es entendible desde una perspectiva de igualdad, pero ¡que no me quieran vender gato por liebre! Dejar de ver burkas por las calles de las ciudades y pueblos españoles no significa que las mujeres que los llevan se hayan liberado, simplemente que dejaremos de verlas.

Desde aquí mi apoyo a Aido, una ministra de un Ministerio en el que no creo, porque si al prohibir el burka condenamos a estas mujeres a un encierro perpetuo entre cuatro paredes, ¿qué hemos conseguido?, ¿se trata solo de dejar de ver el problema?

El vídeo israelí del ataque a la flotilla de paz

Si con estas imágenes pretenden justificar los muertos, es que están ciegos de ira y de autocompasión. La Tierra Santa debería llamarse Tierra de Sangre, porque es lo único que riega su árido suelo desde que las tres grandes religiones monoteistas decidieron convertirla en su bandera.

Uno de los nuestros

Con la que nos está cayendo encima, parece que todo se resume en si el chorizo, el matón, el mentiroso, el prepotente o el indeseable es o no uno de los nuestros. Si es uno de los nuestros siempre hay que recurrir a la presunción de inocencia, a la maledicencia de los demás, a la fabricación de pruebas falsas, a la técnica de ventiladores en marcha, al mutis por el foro, o a crear realidades paralelas que distraigan al personal para, mientras tanto, esconder la mierda propia bajo la alfombra, ya que funciona muy bien la máxima de lo que no se ve, no existe.

Ahora, si el que está en la picota no es de los nuestros o es de los otros, que caiga sobre él todo el peso de la ley, de la opinión pública, que se jalee el ojo por ojo, que el linchamiento sea un espectáculo en tres dimensiones, que sea voceado por todos los rincones y en todos los idiomas. Parece que los «valores» que tanto se propugnan desde todos los estamentos pueden esquivarse, rodearse, eliminarse o prostituirse siempre que el fin merezca la pena, es decir, siempre que el grupo (político, religioso, económico, …) salga fortalecido o consiga más adeptos.

Me gustaría creer que es posible luchar por unas ideas sin tener que pisar o destruir al contrario, sin tener que mirar hacia otro lado cuando los principios que se defienden son pisoteados por uno o varios del grupo para beneficio propio, sin tener que justificar lo injustificable.

No muerdas el anzuelo, no te conviertas en «uno de los nuestros».

Los obispos contra el aborto desde Facebook

facebookLa Conferencia Episcopal Española ya tiene su página en Facebook, ¡faltaría más! ¿Para que utilizarán las redes sociales  los «soldados» de Jesús: para pedir la generosidad de los poderosos con los débiles en tiempos de crisis; para acercarnos el drama del hambre del tercer mundo, para solicitar ayuda urgente para los miles de personas afectadas en Samoa, Sumatra o Filipinas por tsunamis,  terremotos y tifones?  No, es mucho más importante convencer al personal de la barbaridad que supone el anteproyecto de Ley del Aborto.  Con cerca de 600 admiradores, la CEE (Conferencia Episcopal Española) se ha lanzado al ruedo de esta red social marcando sus prioridades: ningún católico coherente con su fe podrá apoyar la ley del aborto.

Les felicito por modernizarse y utilizar las ventajas de las nuevas tecnologías, ahora sólo espero que también conecten en sus mensajes.

Muere Vicente Ferrer, un hombre bueno

Vicente_Ferrer

Hoy ha muerto Vicente Ferrer en su casa de Anantapur (India) a los 89 años. Este español universal que nació en Barcelona,  llegó como misionero jesuita en 1952 a la India, de donde fue expulsado en 1968 por las suspicacias que despertó su labor entre las autoridades indias. En un reportaje de Informe Semanal, emitido en 2006, se cuenta la historia de este hombre que cambió, con su empuje y su esfuerzo, la vida de millones de personas sin esperanza.

A través de la Fundación Vicente Ferrer, más de 2.500.000 de personas en la India se benefician de sus programas, enfocados a erradicar la pobreza. Esta labor, que continuará su familia, será un valioso legado que no morirá nunca.  Un hombre bueno ha muerto, pero nos queda su maravillosa obra: la fe en el ser humano y en su futuro.

La realidad cambiante

La realidad no es inmutable, si no, como se explica en este interesante vídeo, seguiríamos creyendo que la tierra es plana, o que el sol gira a su alrededor. Aceptar una nueva realidad es un proceso cognitivo que lleva tiempo; tal vez dentro de unos siglos la Iglesia católica rectifique su postura respecto a algunos temas que hoy condena con rotundidad.

La ministra Cabrera se adelanta a la sentencia del Supremo

educarse-es-divertidoMucha polvareda sigue levantando la asignatura de Educación para la Ciudadanía. La sentencia del Tribunal Supremo no ha acabado con las peleas doctrinales que han proliferado en torno a esta controvertida materia. Como guinda, la ministra Cabrera se adelanta al acuerdo de los magistrados y, haciendo gala de dotes de pitonisa avezada, publica en YouTube un videocomunicado comentando la sentencia 2 días antes de que el Tribunal Supremo decida sobre dicha materia.

Me produce una gran tristeza comprobar como nuestros políticos utilizan la educación, el arma más potente para conseguir el desarrollo social y económico, como un mero instrumento de manipulación de la sociedad. De fondo, el miedo de la Iglesia de perder poder en la sociedad del futuro y el torpe empeño de algunos de adoctrinar tiernas mentes adolescentes en conceptos cerrados, subjetivos y parciales, sin ofrecer la riqueza intelectual del debate, de la duda, del respeto a las opciones distintas a la propia.

Educar en los principios constitucionales, tal y como ha señalado el Tribunal Supremo, es lícito y no cabe la objeción de conciencia. Sin embargo, la utilización de los principios constitucionales para educar en una visión parcial de la realidad es, en mi humilde opinión, moral y éticamente ilícito.

¿No sería más racional que la educación para la ciudadanía fuese implícita en todas las asignaturas curriculares? Un debate serio sobre la educación permitiría salir a nuestro país de la espiral de abandonos escolares por parte de nuestros jóvenes, aumentar la inversión y dotar de recursos a los centros; y, sobre todo, permitiría desarrollar un proyecto que se ocupe realmente de las necesidades educativas de nuestros niños y jóvenes, dejando a un lado las conveniencias políticas.

Estoy convencida de que la educación es la llave que nos abrirá el futuro, si perdemos esa llave conseguiremos ciudadanos dóciles, fácilmente maleables, pero incapaces de pensar por sí mismos.

La sobrina de Rouco Varela

Monseñor Rouco Varela habrá de cuidar sus homilías, porque habrá lenguas viperinas, plumas afiladas y cámaras que graben sus próximas disertaciones sobre la familia. El refrán «en casa del herrero cuchillo de palo» parece que le va como anillo al dedo a Monseñor, a la vista de las jugosas declaraciones de su sobrina, Magdalena Rouco, que ha decidido salir a la palestra mediática y ofrecer carnaza fresca a los buitres.

Uno no elige a su familia, eso está claro, si no que le pregunten al cardenal arzobispo de Madrid, que ha pasado de los informativos a los programas del corazón a cuenta de su sobrina, que ha decidido hacerse famosa a costa de su influyente tío.

Hace unos meses saltó al «estrellato» en un programa de los que van directos al hígado con unas jugosas declaraciones.

Cuando Rouco creía ya finalizado este episodio, su sobrina se suelta la melena y se desnuda (de alma y de de cuerpo) para «Interviú», volviendo de nuevo a ocupar espacio en los medios. Magdalena Rouco podía haber elegido otras vías para «denunciar la hipocresía de la Iglesia», pero ha decido utilizar la que da dinero fácil y rápida repercusión: 27.700 entradas en google (¡no está mal!).

Que la Iglesia no predica con el ejemplo es algo que se ha demostrado a lo largo de la historia: corrupción, avaricia, despotismo, crueldad,…. Hay artículos que lo ponen en evidencia cada día , pero que ya ni sus familias respeten el rango de los prebostes es algo preocupante en una sociedad en la que todo se ve, todo se oye, todo se escribe, sobre todo si está relacionado con el sexo, el escándalo o la diversión.

Hoy, que nos abruman tantas noticias que dan miedo porque nos indican que estamos en el umbral de algo desconocido, me paro a reflexionar sobre las pequeñeces, las menudencias, las cosas que nos hacen dejar de pensar en lo que nos asusta. Por eso escribo sobre alguien cuyo único mérito ha sido hacerme sonreir en medio de tanta codicia, brutalidad, muerte y falta de solidaridad.