Descalificaciones, mentiras y acuerdos fallidos

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Mentira. Imagen de Mateorito

Aprender a vivir supone aprender a perder, a ceder, a compartir, a sentir dolor, a cometer errores… La vida nos lleva desde el «quiero» de nuestros primeros años de existencia, a asumir el «puedo» y el «debo» que tamizan ese egocentrismo inicial, para convertirnos en parte de una comunidad con la que compartimos valores y normas que regulan nuestras relaciones.

Sin embargo, esta sociedad individualista y hedonista alienta el ascenso de personajes cuya principal virtud es vocear insultos, soltar venenosos comentarios, agredir verbalmente a aquellos que no comparten su punto de vista. Las redes sociales están llenas de estos elementos que utilizan el anonimato de Internet para desatarse la melena y dar rienda suelta a sus frustraciones.

A esto contribuyen sin duda también algunos políticos 2.0 que, en lugar de apoyar sus tesis con argumentos, las ensartan en menos de 140 inquietantes caracteres para devolver masticados a la plebe firmes negaciones, férreos principios (hasta que sea conveniente cambiarlos), caricaturas hirientes  de los adversarios. Todo ello aderezado con la falsa modestia del «yo lo he intentado», mientras van clavando aguijones con una mezcla perfecta de palabras.

Al igual que hace años, mucha gente iba a los campos de fútbol a insultar al árbitro y los jugadores (hoy todavía se continúa haciendo, ¡el circo es el circo!) con el fin de saldar cuentas con su jefe, su cónyuge o el sunsuncorda; actualmente se destacan las descalificaciones personales más descarnadas y se retuitean, se comparten en grupos y se amplifican hasta límites insospechados.

Me han decepcionado los nuevos políticos que venían dispuestos a romper la clásica división de partidos de derechas y partidos de izquierdas, a luchar por una España mejor. Lo que parece, por sus actuaciones, es que su único objetivo es sustituir a los anteriores partidos mayoritarios de izquierdas y de derechas y si, en esa finalidad, tiene que perder España, ¡pues ya la arreglarán en su momento! Todos dicen pensar en España, pero ¿quién piensa en los miles de españoles que no pueden esperar ni un día más?

Esta película, que seguro que no triunfará en ningún certamen, ni nacional ni internacional, se podría llamar «Descalificaciones, mentiras y acuerdos fallidos».

Internet: el sexto continente

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Acabo de leer un interesante artículo sobre la conquista de Internet como si fuera un territorio vírgen, que los hombres (genérico, sinónimo de raza humana) vamos a esquilmar hasta el último de sus rincones. El autor del artículo habla de aldeas en internet, describiéndolas como núcleos aislados de pobladores que se van instalando en esta vasta tierra inexplorada con intención de tomar posiciones y asentarse en este virtual y nuevo mundo.

Soy uno de los millones de analfabetos digitales que pululan por la red y que intentan aprender y entender esta diferente forma de vida porque, como los inmigrantes ilegales, nos encontramos con numerosas dificultades y barreras para asentarnos en la «tierra prometida».  ¡Pero, si la «abuelita Mimí» lo ha conseguido, no voy a ser yo menos!