Otra alerta de nuevos posibles casos por Ébola en España me hacen pensar en el juego de «susto o muerte», tan popular en la cercana fiesta de Halloween. Desde que en un ya lejano 2007 se nos cayera encima un país que estaba demasiado pagado de sí mismo, no salimos de un Halloween perpetuo y nos hacen elegir entre susto y muerte a cada rato. Desde una prima de riesgo que se nos coló en la casa a vivir del cuento, a centenares de sanguijuelas que nos chupaban la sangre y que van saliendo poco a poco a la luz (sin que nadie las aísle para que no sigan dañándonos), hasta la algarabía montada por iluminados que, para no tener que bregar con los problemas del día a día, se han sacado de la chistera una bandera y un país que ha atraído, como el flautista de Hamelin, a miles de personas de buena voluntad. Por no hablar del miedo a una nueva crisis de la vieja Europa, que ya no sé si es nueva o es que se ha cambiado el maquillaje para parecer distinta.
Sin embargo, sigo creyendo que lo que para nosotros, países del mundo desarrollado, es un susto más o menos fuerte, para los países del tercer mundo es una muerte segura.