Hoy nos desayunamos con de Guindos y los 500 euros que no conoce, el domingo almorzamos con Rajoy y su alentador futuro, el pasado viernes tomamos café con espinas en la rueda de prensa celebrada tras el Consejo de Ministros. Si aderezamos estas viandas con especias de interpretación de otros partidos políticos, opiniones de expertos y valoración de medios varios, nos encontramos con un plato imposible de descodificar.
La verdad, tiene muchas acepciones, según recoge la RAE. Cuando transmitimos predicciones, opiniones o interpretaciones , nos referimos a verdades relativas, pero las comunicamos como si fuesen absolutas.Tal vez sea una consecuencia del exceso de información, de la inmediatez con la que ésta nos llega, de la facilidad para difundirla.Cada vez más, en los medios de comunicación de masas, en los medios digitales, en las redes sociales o en el tradicional “boca a boca” (o boca a oreja, que sería más correcto) se transmiten opiniones, conjeturas, especulaciones como si fueran informaciones contrastadas, destacándose lo anecdótico sobre lo fundamental (yo lo acabo de hacer al destacar, de la entrevista de Carlos Herrera al ministro de Economía, que éste no conoce los billetes de 500 euros).
La manipulación informativa, cultural y social en la que vivimos, ¿es una jaula de oro de la que no podemos salir? Todo lo que nos rodea nos condiciona (nuestro continente, nuestro país, nuestra familia, nuestra educación, nuestra posición social, nuestros amigos…), pero nuestro pensamiento sigue siendo libre, por muchas verdades que nos vendan. Contamos con la facultad de elegir, y son esas elecciones las que determinan nuestro rumbo (tal vez no sirvan para cambiar el mundo, pero sí para cambiar nuestro mundo).
Recomiendo esta intervención del sociólogo Felipe López Aranguren sobre «Los medios y la manipulación de la información».