ANGUSTIA: Ayer la incineraron. Sola. Murió, como tantos otros ancianos en estos días, en una residencia el pasado martes. Sola. Tenía 84 años y padecía Alzhéimer, pero para nosotros, su familia, era Nines, mamá, abuela, Angelines; una mujer valiente, luchadora, generosa a la que queríamos.
Nos avisaron hace ocho días de que tenía fiebre y dificultad respiratoria, que presentaba un cuadro complicado, pero que no era candidata a UCI porque era mayor y tenía patologías previas. No sabemos si le diagnosticaron coronavirus o no, si le hicieron pruebas o no, o si simplemente la dejaron morir sin que sufriera.
DOLOR: Hacía mucho tiempo que ella se había ido, su esencia, pero su cuerpo seguía albergando esa mujer que conocimos y amamos, esa mujer que había emigrado y trabajado duramente para dar un futuro mejor a sus hijos, que había disfrutado de la vida cuando la vida se lo había permitido y que había luchado siempre como una leona por proteger a los suyos.
Ella hubiera preferido morir a vivir como vivía los últimos años, pero no así, no de esta manera. No haber podido darle la mano, un beso de despedida, no haber podido estar con ella nos pesará como una condena toda la vida. Este duelo en diferido es una puñalada que no deja de sangrar por mucho que tapones la herida.
INDIGNACIÓN: Creo que como sociedad hemos de hacer examen de conciencia. Hemos dejado en la cuneta a toda una generación, esa generación que reconstruyó un país después de una sangrienta y brutal guerra civil, una generación que ha pasado numerosas penalidades para que sus descendientes pudieran disfrutar de una sociedad del bienestar, que ha luchado para que los que venimos detrás naciéramos y creciéramos en un país libre y democrático.
No hemos cuidado de nuestros abuelos, esos a los que hemos tenido que llevar a unas residencias que se han convertido en morgues improvisadas porque no estaban preparadas para afrontar un problema como el coronavirus. Las residencias de mayores ni son hospitales, ni cuentan con medios materiales y humanos que permitan sustituir las funciones de éstos. Espero que nuestros políticos nos den respuestas en algún momento.
MEMORIA: Nines por fin es libre y vuelve a ser ella. Sus ojos azules vuelven a brillar en mi recuerdo y su voz cantarina vuelve a sonar en mi cabeza. Era una mujer vital, guapa, elegante, siempre impecablemente peinada, pero sobre todo era una maravillosa persona. Muchos la queremos y siempre la echaremos de menos.